El carro de combate fue una solución a la problemática de poder seguir avanzando mientras se está bajo fuego enemigo. La idea de utilizar algún tipo de construcción móvil como protección es también una idea antigua. Los griegos construyeron grantes torres de asedios denominadas Helepolis. Los asirios tenían barreras móviles para sus arqueros. El Imperio Romano tenía torres con armadura con ruedas y armadas con catapultas. Los polacos y checos construyeron vagones de guerra blindados con metal en la Edad Media. Leonardo da Vinci diseñó vehículos de ataque con ruedas propulsados por hombres.
Modelo de un tanque basado en los dibujos de Leonardo da Vinci.
La mayoría de estas ideas antiguas se centraban en el asedio, donde las tácticas más comunes de maniobras y formación tenían un impacto menor. Los avances tecnológicos de la Revolución industrial amenazaron con convertir todas las guerras en un asedio de grandes proporciones; esto se conocería como guerra de trincheras.
Los trenes blindados podían llevar gran peso pero sólo a aquellos lugares donde disponían de raíles. Los aviones podían atacar con relativa facilidad líneas de defensa, pero no podían tomar o defender el terreno por sí mismos. Los coches blindados, construidos por primera vez por los británicos, probaron ser útiles en la guerra pero no eran muy buenos para atravesar terrenos complicados como trincheras. La principal limitación era la pobre relación entre el área de superficie de las ruedas en contacto con el suelo y el peso del vehículo.
Los británicos solucionaron este problema utilizando varias tecnologías para crear un nuevo tipo de arma. Combinaron las cadenas de oruga, armas montadas en torretas y blindaje a prueba de balas. Denominaron a este nuevo vehículo como tanque